CURVATURAS DEL RAQUIS

La columna vertebral en condiciones normales es rectilínea pero si la observamos de lado forma cuatro curvaturas. Estas han de estar dentro del patrón normal. Si no ocurre así se convertirían en anormales o patológicas y podrían producir desde un dolor de espalda o cabeza a una dificultad respiratoria.

Las curvas son: Lordosis cervical, cifosis torácica o dorsal, lordosis lumbar y cifosis sacra.

Durante la filogénesis, es decir, en el curso de la evolución de la raza humana, el paso de la posición cuadrúpeda a la bipedestación indujo al enderezamiento y después a la inversión de la curvatura lumbar, inicialmente cóncava hacia delante. Así fue como apareció la lordosis lumbar, curva cóncava hacia atrás.
Otro tema es el de la ontogénesis, que se refiere al desarrollo del individuo. Al nacer tenemos una sola curva que se irá transformando según empecemos a gatear o andar.




Dejamos a un lado las dieferentes formas de evolución y transformación de las curvaturas del raquis para centrarnos en la función de éstas.

La presencia de curvaturas raquídeas aumenta la resistencia del raquis a las fuerzas de compresión axial (peso que va en direción caudal por el peso del propio peso o por el efecto de la gravedad, entre otros factores).

Los ingenieros han podido demostrar que la resistencia de una columna con curvaturas era proporcional al cuadrado del número de curvaturas más uno. Por lo tanto, si tomamos como referencia una columna rectilínea y la comparamos con una columna con una sola curvatura tendremos que su resistencia es el doble de la primera. Y a su vez una columna de dos curvaturas presenta una resistencia cinco veces mayor a la de una columna rectilínea.
Por lo tanto, una columna con tres curvaturas móviles como la columna vertebral, con su lordosis lumbar y cervical y su cifosis dorsal, tiene una resistencia diez veces mayor que una columna recta.

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